Muchos habitan en nuestros sueños, para ser exactos en nuestras pesadillas. No nos dejan dormir y se apoderan de nuestras mentes. La mayoría de los desgraciados que se clavan en nuestros cerebros tienen rostro humano, aún cuando estamos con Morfeo. Aquellos animalejos creados por un Del Toro o King asustan sólo a los más chicos. La verdadera monstruosidad, seamos sinceros, reside en las personas. Después de ver algún documental de un asesino serial o de los horrores del holocausto uno acaba asqueado, con ganas de vomitar. ¿Cómo pueden existir personas que disfruten del sufrimiento ajeno?
Mi post de la semana pasada se lo dediqué a «Los divinos», la nueva novela de Laura Restrepo. En ésta, la escritora colombiana se basa en Rafael Uribe Noguera, colombiano de buena familia, que secuestró, violó y asesinó a una niña de siete años. Toda la semana estuve pensando en el caso. ¿Cómo una persona es capaz de cometer un crimen así? ¿Existirá remordimiento en Uribe Noguera? ¿Desde pequeño, Rafael, tenía el deseo de matar? ¿Mientras cometía tal atrocidad nunca estuvo a punto de detenerse? ¿Todos tendremos un pasajero oscuro capaz de todo?
Busqué videos en youtube en los que se hablaba del caso, incluso vi varios en los que salía Rafael, se ve como una persona común y corriente, uno no lo creería capaz de lo que hizo. Se dice que estaba completamente drogado y alcoholizado en el momento de los hechos. ¿Bajo los influjos de una droga seremos capaces de matar? En algún video se decía que en la cárcel tenía privilegios que le consiguió la familia. ¿Por qué le buscan comodidades? Pongamos la situación en perspectiva, ¿Seríamos capaces de proteger a algún familiar aunque haya cometido un acto monstruoso?
Al plantearme tantas preguntas de índole moral, recordé una novela que leí hace unos años. La cena, escrita por el autor holandés Herman Koch plantea la disyuntiva de uno padres con sus hijos que acaban de cometer un acto criminal muy fuerte, mismo que los puede llevar a pagar su condena como reclusos. ¿Uno cómo padre qué puede hacer? No tengo la dicha de ser padre. Pero sí un hermano mío, primo o amigo entrañable cometiera un crimen el cual puede ser penado con la prisión, honestamente no sé que haría. Hay situaciones en las que uno nunca quisiera estar y si se llega a ese punto, sólo se sabrá en el momento.
Tantas ideas de lo que está bien y lo que está mal me han dejado intranquilo. Sí, así como los monstruos.
Saludos intergalácticos.