Fiesta de fin año de la empresa, una más. Cuiden sus pertenencias o perteNECIAS; la necedad va de la mano de los efectos de Baco, aquel mal consejero que emborracha de mala manera a quien cree que lo tiene medido. Cada año se le advierte a quienes tienen fama de empinar el codo de más; pórtate bien, no la vayas a regar, ya viste lo que pasó el año pasado con Fulanito y el antepasado con Menganito. Nunca me hacen caso y eso que los aconsejo desde la experiencia, desde la sobriedad. Tú no tomas porque todo lo llevas a los extremos, no puedes controlarte, me dicen. Es verdad, por eso cinco años atrás dejé a Baco como consejero. No ha nacido quien dome al vino y aún así se ponen con Sansón a las patadas. Corte A, el alcohol NO me controla, lo que pasa es que tu eres un pendejo. Corte B, vómito tras vómito, en el mejor de los casos.

El comunicado del martes era claro, Perenganito deja de laborar en esta empresa por una falta grave al código de conducta. ¿Qué pasó? En la fiesta de fin de año se le pasaron las cuchadaras e hizo algo que no debía. No soy quien para juzgar porque la regué infinidad de veces en todo tipo de escenarios. Perenganito solo perdió una chamba, hay quien lo pierde todo.

El lapso de mi vida de los 18 a los 29 años, lo llamo los años perdidos, 10 años siendo íntimo de Baco y casi un año aprendiendo a caminar. Es cierto que terminé una licenciatura, tuve varios trabajos, uno que otro amor y terminé un master en el extranjero. Con el alcohol me ponía muy eufórico e impertinente, la cruda me hacía tomar las peores decisiones, no olvidemos la maldita ansiedad. Tiré todo a la basura, en gran medida por no controlar mi manera de tomar. Lo que más me dolió fue haber decepcionado a mis padres. Desde el 2014 no tomo y mi vida se ha ido para arriba, es cierto que aún quedan muchas áreas de oportunidad pero teniendo lucidez y salud, todo es posible.

Saludos intergalácticos.