Incomprendidos, gritones, bravucones y cínicos. Rechazados y marginados por la sociedad, estuvieron calladitos un buen rato, explotan y sacan las garras. Los hemos visto en el cine, claros ejemplos son William Foster en «Un día de furia», Travis Bickle en «Taxi driver» y recientemente Arthur Fleck en «Guasón», «Joker» en inglés. Llegó el momento en que la olla de presión explotó, estos sujetos expresan todo lo que tuvieron guardado y lo muestran en forma de violencia.

Todo cambia cuando alguien le da voz a quienes han estado silenciados tanto tiempo, de pronto la multitud se vuelve irracional, el caos y la violencia se hacen presentes. No falta aquel abusado que abusa desde la política y es vocero de masas resentidas. No importa la inclinación política, tanto la izquierda como la derecha le dan voz a los sin voz. Lo peligroso es que una vez que  empieza el incendio, llega un momento en que ni el mejor escuadrón de bomberos es capaz de apagarlo.

Los guasones políticos son hábiles y mueven sus discursos hacia el grueso de la población; donde hay más personas, hay más votos. ¿Les importa la injusticia? Lo dudo, porque estando en el poder han demostrado ser iguales que sus antecesores, se convierten en lo que tanto odiaron. Se les olvida que fueron  voceros de los más fregados. Dice la frase maquiavélica que el  fin justifica los medios y siempre el fin último ha sido el poder.

Jajajaja, los políticos siempre se reirán de quienes votaron por ellos.

Saludos intergalácticos.