Desde hace cinco años, una vez al mes en promedio, acudo a ferias y firmas de libros, en la mayoría de la ocasiones estaba ese personaje; sonriente, dicharachero y muy querido por los escritores. En el año 2011 vi por primera vez a Ramón Córdoba en la presentación de «Puedo explicarlo todo» de Xavier Velasco. Sencillo a más no poder, unos jeans gastados, tenis, playera estampada de algún personaje animado y saco. Alguien comentó, es uno de los editores más importantes de México, editó a Carlos Fuentes.
Comencé a seguir a Córdoba en Twitter, @CadaPerroLibro era su cuenta. En la red social del pajarito recomendaba libros, citaba frases y llenaba de humorismo mi timeline. Lo vi en las pasadas ferias del libro de Guadalajara y Minería. En las presentaciones que coincidimos siempre era de los primeros en llegar. Lo vi por última vez en la presentación de «La velocidad de tu sombra» de Jorge Alberto Gudiño, en esa ocasión se paró a cantar. La próxima vez que lo vea, me le acerco, le pido una selfie y cotorreamos, se ve cagadísimo, pensé.
El miércoles @CadaPerroLibro tuiteó una frase de Elena Garro que me encantó. «En cualquier día de mi pasado o de mi futuro siempre hay las mismas luces, los mismos pájaros y la misma irá.» Lo leí varias veces, lo interpreté y lo tuve mucho tiempo en la mente. El jueves por la mañana cuando abrí Twitter, un tuit de Marisol Schulz (Directora de la FIL de Guadalajara) me dejó helado. Schulz se despedía de Ramón Córdoba que acababa de fallecer. No tendría nunca la oportunidad de tomarme una foto o cotorrear con Ramón.
Mientras escribo este post pienso en lo efímero que es la vida. Un día citas a Garro y al día siguiente ya no estás. Si tienen la oportunidad de tomarse un selfie con alguien que admiren, háganlo.
Saludos intergalácticos.