Hace unas semanas llegué a los 33 inviernos, sigue subiendo el tercer piso y he alcanzado la denominada edad de Cristo, el maestro murió teniendo treinta tres años. Según Santo Tomás de Aquino era la edad perfecta; cuando se alcanza la madurez intelectual y emocional. Les puedo decir que me siento de maravilla, mejor que nunca. Cada vez estoy mejor con mi persona, me acepto y quiero aprender más y más. Al estar bien conmigo puedo estarlo con los demás, eso se proyecta.
Durante muchos años me costó aceptarme, intentaba agradar a las otras personas a diestra y siniestra. En estos 33 años he aprendido que es más atractivo (tanto para el sexo opuesto como para los mismos hombres) ser genuino y hacer lo que uno quiere, no seguir la corriente. A falta de conocidos que no se interesan en lo mismo que yo, últimamente hago muchas actividades solo; ir a museos, tomar café en cuantos cafecitos se atraviesen en mi camino, practicar boxeo y acudir a presentaciones de libros. La soledad no es mala, en ésta le dedicamos tiempo a la persona más importante: NOSOTROS MISMOS. El hecho de tener siempre personas a nuestro lado no nos hace necesariamente felices, uno puede estar rodeado de gente y sentirse inmensamente solitario.
Creo mucho en los astros y los horóscopos; nuestra fecha de nacimiento, lugar y hora determinan algunos elementos de nuestra forma de ser. Por supuesto que también las vivencias personales son fundamentales para que se forje el carácter de una persona. Nací el 17 de diciembre de 1985, por lo tanto mi signo zodiacal es Sagitario. Algunos rasgos de éste son los siguientes: personas muy alegres que siempre ven el lado bueno de las cosas y les cuesta mucho ver los aspectos negativos. Son personas a las que les gusta las aventuras y siempre están dispuestas a divertirse. Los nacidos bajo el signo de Sagitario, regido por el fuego, están completamente dominados por Júpiter, quienes les ofrece el carácter alegre y extrovertido que suelen tener.
Quien me conoce sabe que tengo los atributos de un Sagitario. Por otro lado ser extrovertido y amiguero, ha ocasionado que le caiga mal a otras personas. Hace poco me enteré que le caía verdaderamente mal a un sujeto que ni siquiera me sé su nombre. Me dio mucha risa porque él piensa que en algunas actividades somos competencia, pero como lo acabo de decir, su nombre siempre se me olvida. He aprendido en estos 33 años que no le podemos caer bien a todos y que nuestra verdadera competencia es la persona que fuimos ayer. Mi vida cambió totalmente cuando me dediqué a mi al 100%.
Saludos intergalácticos.