Caifanes llegó al tercer piso, treinta años de una de las bandas más representativas del denominado movimiento «Rock en tu idioma». El pasado viernes abarrotaron el Zócalo capitalino en el marco de la Semana de las Juventudes, apoyando a las víctimas y damnificados de los sismos que sacudieron al país en septiembre. Desde chavito escuché a la banda chilanga, mis hermanas son más grandes que yo y me inculcaron buena música. Creo que el mejor disco de la agrupación es «El Silencio» de 1992, de éste se desprende «Estás dormida», una de mis canciones favoritas en español. A la rolita se le han dado muchas interpretaciones, como la muerte de un amor o de una madre, hace poco, envuelto en melancolía, la entendí de otra forma.
«Yo sé bien que estás dormida, con los recuerdos de otra vida, donde yo…» La conocí y regresó ese amor que destruye, ese sentimiento que nunca termina, ni con el fin. ¿Se han enamorado de alguien que ni los ve? Pero que pasa cuando te ven tantito; una mirada, una sonrisa o un mensaje hacen volar la imaginación de quien no es correspondido. Hablábamos de lo que casi no hablo con nadie, libros. Reíamos como uno solo. Nunca me dijo que tenía novio pero tampoco lo negó, siempre lo sospeché, siempre lo supe, alguien como ella nunca está sola. Irme al sur de la CDMX me alejó de ella pero siempre que voy a Polanco o tengo la intención de ir, su recuerdo me perturba.
Le volví a escribir, me contó que había terminado con su novio de seis años, no quería saber nada de hombres. Volvimos a hablar de libros, resultó que «El amor en los tiempos del cólera» del Gabo. En mi afán por despertarla, le dije que la esperaría hasta cincuenta años como hace el protagonista de la novela de García Márquez; suspiró y guardó silencio, sólo eso. Le envié flores con dedicatorias que hacen alusión a «nuestros libros», agradecimientos a secas, agradecimientos tardíos. Ella no despierta, ella está dormida con los recuerdos de él. También hay otra opción: no le gusto nada, le parezco un amigo más. Me quedo con la idea que sigue añorando su vida con él, con la segunda teoría esto post no hubiera existido.
El agradecimiento al tercer ramo de flores llegó tarde, tres días después. La odio como a La destructora de cuadriceps le comenté molesto a mi confidente, La Citadina. ¿Tantó? respondió alarmada. Pensé fríamente y lo analicé. No, no la odio, lo que me molesta es que las cosas no salieron como yo quería. Pensé que la despertaría de su letargo y se animaría empezar una nueva vida conmigo. En los sentimientos no se manda y no siempre los buenos partidos se quedan con la persona añorada.
Hay personas despiertas que desean empezar de cero y buscar un nuevo amor. Hay personas dormidas que no creen en nuevos amores, creen en un sólo amor, el primero, aunque ya no exista nada de éste.
Saludos intergalácticos.