Aún sin estar aquí Lola (Srita. Chihuahua) sigue haciendo su trabajo de amor.
Hoy en la mañana amanecí y detecté un mal que me da cada que las cosas se ponen muy difíciles. Es un mal que me ha dado toda la vida y si no me doy cuenta puedo pasar meses o hasta años con él. Es sigiloso y casi invisible por lo que detectarlo es muy complicado y por lo mismo es muy peligroso.
La primera vez que sufrí del mal invisible fue cuando en mi vida las cosas se pusieron difíciles y yo tenía suficiente conciencia para entender la gravedad del asunto. Para sobre pasar la situación me empecé a juntar con aquél equivocado.
Para entender la presencia de este mal es importante aclarar que siempre me he negado a sentir tristeza porque cuando la siento es tan intensa que siento que me voy a hundir con ella. Le tengo tanto miedo a la tristeza que busco no llorar en lugares secos donde se hagan más presentes las lágrimas y en cambio me refugio siempre en la regadera donde claramente pueden pasar desapercibidas las lágrimas incontrolables.
Lola llegó a mi vida en una época de mi vida muy triste. Era una cosa diminuta que casi cabía en la palma de mi mano. Yo llevaba meses evadiendo un duelo y mis amigas pensaron que adoptar a una migajita Chihuahueña me haría sentir felicidad de nuevo. Cuando llegó a la casa estaba tan asustada que se quiso esconder detrás del escusado y yo aún más asustada me puse a llorar incontrolablemente TODO, EL, DÍA. Me acuerdo que mis amigas me marcaban para ver cómo seguía (claramente preocupadas de que el plan de ponerme más feliz tuvo un efecto terriblemente contrario) pero yo no paraba de llorar.
Poco después me di cuenta que Lola fue por alguna extraña razón la detonadora de un duelo pendiente que por más que intentaba sacar de mi cuerpo tanta tristeza no podía. Pero por alguna razón una cosita peluda con unos ojos divinos me dio tanta ternura que me sanó. Al principio claramente a ella esto le molestaba. Y literal me mordía un cachete cuando me acurrucaba junto a ella en un cojín sobre la cama a llorar. Era curioso porque podía hacer lo mismo sin llorar y no me hacía nada. Ahí fue cuando entendí que ya había sido suficiente de llorar y mi perrita chihuahueña me comunicó de manera más efectiva que con palabras que le bajara… me estaba pasando de dramática.
Y esa fue mi historia con Lola a través de los años. Cuando las cosas se ponían muy difíciles me acostaba a llorar con ella y ella me esperaba, si me pasaba de dramática me mordía y así juntas avanzamos por la vida. Era mi más grande antídoto del enemigo sigiloso: la anestesia emocional.
Hoy en la mañana me desperté y lo reconocí. Apenas perceptible se volvió del tamaño de un elefante adentro de un cuarto que apenas cabe. Estaba anestesiada y llevaba así ya un par de semanas, tal vez meses. Como decía al principio, lo hago cuando la tristeza y el dolor son demasiado profundos y necesito continuar con la vida. Desesperada me intentaba hacer sentir algo y nada, estaba invadida de anestesia. Luego sonó mi celular y me enteré que Lola estaba muy mal. Corrí a verla y cuando llegué y la vi se me destapó el alma. En sus ojos vi como tantas otras veces ese amor incondicional que me acompañaba en los buenos momentos pero sobre todo en los malos cuando no había nadie más que tuviera la paciencia que necesitaba. Pero ahora me tocaba a mí estar ahí para ella. Y junto a mi mamá la acompañamos hasta el último latido de su corazoncito que fue una bomba de amor durante 11 años y juntas la dejamos ir.
Hoy ya no está Lola y dejó de ser parte del mundo físico que conozco. En mi afán de aplacar el dolor inmenso que destapa su ausencia me encontré con unas palabras de Marianne Williamson que habla sobre la muerte como dejar de formar parte del mundo físico y pasar a otra frecuencia que nosotros no percibimos. Y sea cierto o no, traigo a Lola en mi corazón y ahora en su ausencia donde tengo que vivir un duelo sin ella, me recuerda que es hora de volver a sentir y empezar a dejarla ir a ella y a mi papá a quien ahora ella acompaña.
Un fuerte abrazo Pau seguro esta en un mejor lugar, y al parecer la noticia es que todos vamos para aya, el dolor es profundo muy profundo son más que compañeros más que familia son parte nuestra, con ellas se muere una parte de uno mismo besos y todo nuestro cariño!!!!
Me gustaMe gusta