Agua

La ciencia nos dice que aproximadamente el 70% de nuestro cuerpo está compuesto por agua, quizás por esto me siento tan feliz cuando nado, no me refiero a chapotear, sino a nadar unos cuantos kilómetros y salir completamente agotado de la alberca. Últimamente ha estado muy de moda el running; las carreras del kilometraje que se le pueda ocurrir a uno, los medios maratones y los maratones. No puedo correr por una cirugía que me realizaron en la columna en 2012, la verdad es que nunca me gustó, se me hacía muy aburrido.

Cada quien encuentra sus pasiones y sus diversiones. Debido al problema médico que tuve en la columna no puedo jugar fútbol, situación que me afectó bastante pero de inmediato encontré consuelo en los carriles de nado. Es cierto que tampoco era ajeno al deporte de las brazadas, desde que éramos pequeños, a mi hermano Manolo y a mí nos llevaban a nadar en Cuernavaca en lo que entonces era la Escuela Francesa, en ese tiempo era de las pocas albercas de 25 metros que existía en la ciudad. Nunca fue del equipo ni competí pero en el agua me sentía feliz.

En cuanto me pusieron dos fierros y seis tornillos en la columna, los médicos que mandaron a nadar para fortalecer los músculos de la espalda y bajar de peso, era un verdadero porcino. En  ese tiempo yo no trabajaba y no buscaba chamba porque estaba próximo a irme a Barcelona, me sentía inútil y despertaba molesto con la vida. Solía pelear con mis padres desde temprano, pero me di cuenta que era absurdo discutir con las únicas personas que me apoyaban, a veces me iba a nadar sin avisarles, regresaba de muy buen humor y ya había analizado que era tonto reñir con papá y mamá. El H2O hacía algo en mi cuerpo que canalizaba mi ira.

Cuando llegué a Barcelona una de las primeras cosas que realicé fue buscar un lugar donde nadar, encontré la Piscina Sant Jordi y me inscribí de inmediato. En la primera etapa sólo duré dos meses porque se me juntó el trabajo y la escuela pero regresé en verano porque parecía que me quedaría a vivir en Catalunya y necesitaba mantenerme en forma. Tuve una relación sentimental muy tormentosa y tóxica en España, en el único lugar en donde aclaraba mi mente y decía que dejaría a la chica en cuestión era en la piscina. No dejé a la española y llegó la tormenta, por un imprevisto regresé a México sin poder caminar y muy mal emocionalmente. A los tres meses de estar en México dejé de hablar con la mujer ibérica pero a la fecha queda huella de la relación destructiva.

Fui a muchas terapias físicas, al psicoanalista (aún sigo con él) y al psiquiatra; pero la mejoría considerable llegó cuando empecé a ir a un tanque terapéutico. Mejoré física y emocionalmente, el agua nuevamente, ayudó a canalizar mis emociones. Soy una persona explosiva y temperamental, necesito una actividad en donde saque tanta energía, la pileta me funciona de maravilla.

Este fin de semana regresé a nadar en forma. Vi la alberca y sentí que me estaba esperando como quien espera a un amigo que hace mucho tiempo no ve. A pesar de la ausencia, me sentí como siempre me he sentido ahí, libre. No sé qué se sentirá volar pero cuando nado siento que el agua es el aire y yo vuelo.

Saludos intergalácticos.

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