Entre darkies y tacones

Gracias a mi papá conocí la siguiente frase: “Diversidad en el pensamiento, unidad en la acción.” Le doy sentido práctico de la siguiente manera, sin importar como luzcan las personas hago plática, nunca se sabe donde encontraremos historias y afinidades. Es interesante conocer personas que son distintas a uno porque se conocen otros puntos de vista y podemos  ampliar nuestra visión.

Cuando entré a la carrera era un chavito muy delgado, con un  peinado bien federico, brackets y acné. Vestía casi siempre de playera tipo polo y con tenis del mismo color de la playera; la verdad me veía tetísimo. En ese primer semestre tuve varias clases con Alex Malagón, él era unos cinco años mayor que el promedio de los que estábamos iniciando la universidad, siempre vestía de negro, usaba botas, tenía las uñas pintadas, también de negro, y sabía absolutamente todo de la filosofía dark.

La verdad es que en un principio no me acercaba mucho a Alex porque pensé  que no teníamos temas en común. En la clase de Teorías de la Comunicación me tocó hacer equipo con él. Cuando empezamos a platicar resultó que los dos éramos apasionados del fútbol,  él le iba al Morelia y yo al América, desde entonces cada vez que jugaban nuestros equipos apostábamos, a los dos nos gustaba mucho el grupo mexicano  de rock Caifanes, además teníamos otra cosa en común, los dos habíamos nacido el 17 de diciembre.

Cuando viví en Barcelona, mi mejor amiga de todo el mundo y yo éramos asiduos visitante del Sor Rita. El bar ubicado en el barrio gótico de la Ciudad Condal rinde homenaje al director manchego Pablo Almodovar. El recinto hace alusión a la obra del ganador del Oscar, hay unos tacones en el techo los cuales son una referencia a su película de 1991 “Tacones lejanos”.

El lugar tiene tragos baratos, una decoración muy creativa, música buenísima principalmente kitsch. Acude todo tipo de personas, mucha de su clientela  es del movimiento lésbico gay pero los heterosexuales somos bien recibidos. En alguna ocasión vi a un rockero de pelo largo, barba y todo vestido de piel. De repente sonó la canción “Vuela, vuela” de Magneto y él empezó a cantarla con coreografía y todo. Canté con él y resultó que tuvo una novia mexicana y que había vivido unos años en Guadalajara y le gustaba una que otra rolita del pop azteca.

Juzgar a las personas por su apariencia física o pensar que las personas están mal porque no hacen lo mismo que nosotros es lo más absurdo que pudiera existir. Creo que es necesario hacer cosas radicalmente distintas de vez en cuando, así como platicar con quien sea, el aprendizaje está en todos lados. Nunca se sabe donde encontraremos amigos entre darkies o entre tacones.

Saludos intergalácticos.

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Sor Rita

 

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Con las niñas del bar

 

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Tacones lejanos

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