Me gusta mucho escribir, no sé si lo haga bien o mal. Un consejo básico que dan los que saben escribir es leer mucho. Por lo regular siempre tengo un libro en mi buró y antes de dormir, leo algo. Actualmente estoy leyendo, “Los años sabandijas”, del escritor chilango Xavier Velasco. En el libro, Velasco utiliza un término que nunca había visto escrito pero que utilizo desde que iba en la prepa con mi querido amigo, El Guapo.
El término chaqueta mental sirve para hacer alusión a esas ideas que no nos dejan descansar y que no nos podemos quitar de la mente. El Guapo y yo, casi siempre, utilizamos la expresión para hablar sobre féminas, aunque ésta puede utilizarse para cualquier ámbito de la vida. Es importante hacer la distinción entre la chaqueta manual y la chaqueta mental.
La manual se refiere al acto masturbatorio que tanto placer causa a las personas, a hombres y a mujeres por igual, aunque no todas las ladies admitan abiertamente la practica sana de la mano, también la encuentran sabrosa. La chaqueta mental es el acto en el cual jaloneamos una idea una y otra vez, volviéndonos presas de nuestros pensamientos. En la manual nos liberamos al sacar todo el veneno acumulado, en la mental sólo nos acumulamos de ponzoña. La primera es sana (todo con medida chavos), la segunda es enfermiza.
La peor combinación que puede existir es cruda/resaca y chaqueta mental. En esos momentos de malestar físico ocasionado por Dionisio no hay nada peor que echar a andar la ardilla, sobre todo si existen lagunas mentales. Incluso el más ecuánime puede crear las historias más asombrosas y conflictos en dónde no los hay.
Otra situación que puede generar ansiedad en el chairo imaginativo son las redes sociales. Un like o un comment pueden ser causales de divorcio o de un buen encontronazo. Pensar de más puede ser muy contraproducente. A veces, lo mejor es no pajetear los pensamientos y dejar que todo fluya. Mi recomendación es jalarle el cuello al ganso y liberar las ideas.
Saludos intergalácticos

Los años sabandijas