En el curso que tomé de diseño floral hace dos semanas aprendí un término artístico llamado: espacio negativo. Se refiere a los espacios vacíos en un arreglo, en una obra, en lo que sea que sea creativo. Aunque pudiera parecer negativa la denotación es todo lo contrario, es un respiro, una parte fundamental de la pieza. Con este espacio encuentras un lugar para descansar la mirada, para aterrizar y luego seguir viendo todo lo demás.

Me encantó cómo nos enfatizaron que no tuviéramos miedo a este espacio y más bien nos motivaron a crearlo. Así como en los arreglos florales, en la vida es importante tener ese espacio en el que podemos descansar, tomar aire para luego impulsarnos y salir con toda la energía a emprender un nuevo camino o continuar por el que estábamos. En lo personal siento una gran presión por mantenerme ocupada y productiva constantemente. Si no lo estoy me castigo, me critico y sufro.

Tomarnos un espacio negativo en la vida estoy entendiendo que puede ser tan corto como darnos unos segundos para respirar con conciencia, tomar un paseo por el parque, hacernos un té, descansar 20 minutos más en la cama, tomarnos el día, tomarnos un mes o tal vez un año.

Este tiempo no está desperdiciado, es un trampolín, en un eje, es llegar a casa, conectar con raíces y saber que todo estará bien. Es no llenarnos de cosas que sólo ocupan mucho espacio pero que por dentro están huecas por el nerviosismo de tener una repisa vacía y que parezca que no tenemos suficiente.

Tenemos suficiente y tan es así que podemos darnos el lujo de tener un espacio vacío ya sea físico en un librero, de tiempo en nuestra agenda o sentados observando la gente pasar para dejar el alma quieta aunque sea sólo un segundo.

Saludos desde un espacio negativo,

La Citadina.