Estoy leyendo un libro y volviendo a ver una serie que ya había visto. Ninguna de las dos tiene algo que ver con la otra sólo que tienen un factor común. Los dos protagonistas tienen en cáncer. La serie que estoy viendo se llama Breaking Bad muy conocida. Y el libro se llama The Bright Hour de Nina Riggs.
La serie tiene como protagonista a un hombre en sus cincuentas que es diagnosticado con cáncer pulmonar. Esta noticia la da un giro impresionante en su vida lo cual lo lleva a decidir entrar al mundo de las drogas. Como espectador nos enfrentamos constantemente con el bien y el mal. Y desde un punto de vista personal me he cachado echándole porras a los malos y odiando a los buenos.
Por otro lado el libro que estoy leyendo es la narración de una mujer de 38 años diagnosticada con cáncer. Al principio me pareció un poco sombrío el tema y pensé que podría ser deprimente la lectura pero decidí darle una oportunidad al libro de portada colorida que parece todo menos triste. Lo empecé a leer parada y hojeándolo por curiosidad mientras caminaba por mi departamento. Me atrapó en el primer párrafo en el cual explica de la manera más sencilla que hay cosas peores que la muerte. Inmediatamente me relajé y empecé a sentir la ligereza del libro descansando en mis manos. La autora hace una increíble labor de quitarle lo devastador de una enfermedad como la que tiene sin ser exageradamente optimista, más bien un equilibrio maravilloso llamado: la verdad.
¿Por qué hablo de los dos en conjunto? Porque me pasó algo curioso. El domingo pasado mientras esperaba a Sr. Novio que aterrizara en el sillón para empezar a ver la serie, estaba leyendo el libro. Leí un párrafo interesante en el cual la autora explica que hay una cierta paz que la invade al saber que tiene cáncer. Siente más espacio en su vida, más libertad, menos miedo.
Corte A y estamos viendo la serie. Walter White (el protagonistas) está teniendo una conversación profunda con alguien y le explica como toda su vida tuvo miedo. Hasta que le diagnosticaron. Me queda claro que uno es un personaje inventado y completamente ficticio. Mientras que la otra es una madre, real y enferma. Los dos hablan de los mismo.
Me considero una de las personas más miedosas de este mundo. Le tengo miedo a la gente, a la obscuridad y no tolero ver películas de terror (Scary Movie está catalogada dentro de ese género). La reflexión de estos dos personajes me ha hecho pensar sobre este sentimiento irracional que nos sirve en algunas ocasiones pero en la mayoría no.
No quiero esperar una situación para dejar de tener miedo. Así que hoy hago algo diferente e intento ser valiente.
Saludos valientes,
La Citadina.