“Esperaré a que sientas lo mismo que yo, a que a la luna la mires del mismo color. Esperaré que adivines mis versos de amor, a que en mis brazos encuentres calor. Esperaré a que vayas por donde yo voy, a que tu alma me des como yo te la doy. Esperaré a que aprendas de noche a soñar, a que de pronto me quieras besar.” Pude haber escrito toda la letra de esta canción que me encanta. “Esperaré”, compuesta por el cantautor Armando Manzanero, es un canto a la paciencia y sobre todo al amor. La versión que canta el yucateco con el grupo español presuntos implicados es maravillosa.
Esperar por un amor como lo canta Manzanero suena romántico pero llega el momento en que la espera se convierte en tortura, el dolor se agudiza con el paso del tiempo, lo digo por experiencia. Pero qué sucede si la otra persona no sólo nos ha dicho que NO, también se ha casado con alguien más. Hay que esperar por la muerte del cónyuge, borrar la sombra del muertito y regresar con toda la artillería aunque esté marchita. ¿Vale la pena esperar por alguien que nos ha rechazado? ¿Vale la pena esperar más de cincuenta años por un amor que no fue?
En “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez, Florentino Ariza espera por Fermina Daza más de cincuenta años. Ella lo batea a pesar del tórrido romance epistolar que compartían, cuando lo ve en persona el interés cimentado en las cartas pasionales se esfuma. Posteriormente la señorita Daza contrae nupcias con el codiciado Doctor Juvenal Urbino. El matrimonio Urbino permanece unido por más de medio siglo, hasta que la muerte los separa. Ese mismo día aparece Ariza dispuesto a conquistar a su amor platónico convertida en abuelita.
Durante mucho tiempo me negué a leer, otra vez, algo del Nobel colombiano. No pude con “Cien años de soledad” ni con “El otoño del patriarca” aunque “El olor de la guayaba” y “Crónica de una muerta anunciada” me encantaron. Por sugerencia de mi psicoanalista con el que tengo muy buenas charlas literarias me recomendó “El amor en tiempo de cólera” y decidí darle otra oportunidad al de Aracataca.
El libro me encantó, independientemente de la gran historia de amor y de los personajes entrañables, el Gabo nos otorga unas frases en relación a la vejez, al amor y a la vida de excelsa manufactura; por algo el colombiano fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Saludos intergalácticos