Enfermos, psicópatas, locos, egendros del mal, ambiciosos, vanidosos, envidiosos, acomplejados, violentos, ególatras, mandones, etcétera. Podría continuar con adjetivos que describen a personas que no supieron o no saben manejar el poder.
En las últimas semanas dos libros magníficos decidieron que los tenía que leer. «En media hora… La muerte» de Francisco Martín Moreno y «El hombre que amaba a los perros» de Leonardo Padura, son novelas en las que se habla de conflictos armados que dañaron a la humanidad como la Revolución Rusa, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. En estas batallas, pseudolíderes traumados con el poder causaron daños irreparables a la humanidad. Hitler, Franco, Mussolini, Stalin, entre otros maníacos traumados se atoraron a personas inocentes e incluso a coterraneos con tal de saciar sus asquerosas ambiciones.
Los loquitos mencionados anteriormente llevaron su apetito a niveles insospechados pero la búsqueda de poder existe en todos los niveles.
En el 2012 el PRD ganó la gobernatura del estado de Morelos. Graco Ramírez fue quién se vistió de gobernador. Desde que Graco llegó al poder, él y su equipo se volvieron locos. De muy buena fuente sé que Jorge Messeger Guillén, quien fuera secrteario de gobierno estatal, pedía todos los días un café que sólo venden en la CDMX. Diariamente alguien de su equipo tomaba un vehículo del estado, pagaba peaje, iba por el cafecito, volvía a pagar caseta y le entregaba a Messeguer su capricho. Por fortuna, Jorge no ganó la alcaldía de Cuernavaca pero sigue viviendo del erario.
El poder es la capacidad de hacer cosas. PODER hacer esto o aquello. Tengo poder, puedo hacer lo que se me hinche el huevo, piensan los espíritus pequeños, incluso que me traigan una dosis de cafeína lejana, aunque llegue bien pinche fria.
El poder no se ejerce mal unicamente en la política. En cuantas oficinas no hay Godin venido a más que se aprovechan de los demás. No falta quien empezó de abajo y en lugar de ayudar a la banda, se aprovecha y exige derecho de piso. Mucho «poderoso» piensa que la mejor manera de ejercer el poder es siendo culero.
Gracias a Dios no hay quien tenga todo el poder, pero si hay quien teniendo tantito poder se siente dueño de todo.
Saludos intergalácticos.