Rendición

En 2011 el colombiano Juan Gabriel Vázquez  recibió el Premio Alfaguara de Novela por, «El ruido de las cosas al caer». Con esta publicación regresó mi amor por la literatura, volví a interesarme en las letras, principalmente en las plumas latinoamericanas.

Desde 1998 se ha entregado el Premio Alfaguara, editorial que fundó Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura en 1989. Actualmente la editorial es parte de Penguin Random House, fusión de la empresa británica Penguin y la empresa alemana Random House. El galardón es un referente de la literatura en español.

Cada año estoy muy al pendiente del Premio Alfaguara de Novela. Este año el ganador fue el madrileño Ray Loriga por «Rendición». La novela es una distopía, en ésta acontece una guerra que no sabemos donde ni cuando es. Los protagonistas son EL y ELLA pero podríamos ser tu y yo. La guerra los obliga a convertiste en refugiados y emigrar a la Ciudad Transparente. En esta nueva metrópoli que le hace honor a su nombre, todo es de cristal, al no haber privacidad, se ve todo lo que hacen los demás. Otra de las peculiaridades de este lugar es que la caca no huele aunque se le ve pasar por todos lados debido a la transparencia de la ciudad. Las personas no huelen mal y algo que tiene el agua, los mantiene «felices». La novela nos hace pensar que el cielo puede ser el infierno. No les cuento más de la trama porque quiero que la lean.

El jueves 22 de junio en el Lunario del Auditorio Nacional, Alfaguara en presencia de Loriga presentaron «Rendición». El estrado estuvo compuesto, entre otros, por los escritores mexicanos Guillermo Arriaga y Willy Fadanelli. Reflexionaron sobre las metáforas que plantea Loriga y en los absurdos de la guerra.

Durante la presentación tuve tiempo para pensar en una metáfora que también toca la novela y ellos no mencionaron; las guerras internas. No todas las personas hemos vivido en carne propia la barbarie de las guerras, pero les puedo asegurar que todos hemos peleado contra nuestros impulsos, contra nosotros mismos.

Dos días antes de la presentación de Loriga, el martes, estallé en cólera por un asunto laboral. Llevo más de tres años luchando contra mis impulsos pero ese día la ira me ganó. En unos segundo de furia aventé mi celular contra la laptop. Rompí la pantalla de la computadora portátil, ahora la tendré que pagar. Deseembolsaré una feria que no tenía prevista, lo que más molesta es haber perdido los estribos. Mi actitud me decepcionó de sobremanera, ese es el castigo verdadero. El problema con las guerras internas es que por mucho que se haya ganado y avanzado, éstas se pierden en un segundo.

Saludos intergalácticos.

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